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miércoles, 4 de septiembre de 2013

VIDA EN VERSO


GUILLERMO VALENCIA CASTILLO

Soy Guillermo Valencia Castillo; un gran poeta, con mis grandioso poemas, hice una gran faceta; no solo en Colombia, si no en Francia y Suiza. Pero en lo político fui grande o ¡quizá!

Tuve reconocimiento alguno, en mi otra vida, y ahora siento que mis hechos no fueron perdida, al contrario me siento, mucho mas agradecido; por ser un hombre que nuca se dio por vencido. Y además de joven ingresé a la política, 23 en esa edad tan bella y magnifica.

Hoy, orgulloso de mi gran libro: “RITOS”.
Me siento grandioso con mis grandiosos méritos; además por mis otros poemas que valieron, mucho mas que RITOS y nunca perdieron, mi personalidad y ganas de seguir viviendo, por eso quiero que esto siga creciendo y no se quede, en un punto o en un “fin”.
Tan solo quiero seguir existiendo sin un simple “fin”.


derechos de autor : jorge unriza 


miércoles, 14 de agosto de 2013

OBRAS MAS DESTACADAS

Poemas de Guillermo Valencia Castillo




 

(fragmento)

De cigüeñas la tímida bandada,
recogiendo las alas blandamente,
pasó sobre la torre abandonada,
a la luz del crepúsculo muriente;

hora en que el Mago de feliz paleta
vierte bajo la cúpula radiante
pálidos tintes de fugaz violeta
que riza con su soplo el aura errante.

Esas aves me inquietan; en el alma
reconstruyen mis rotas alegrías;
evocan en mi espíritu la calma,
la augusta calma de mejores días.

Afrenta la negrura de sus ojos
al abenuz de tonos encendidos,
y van los picos de matices rojos
a sus gargantas de alabastro unidos.

Vago signo de mística tristeza
es el perfil de su sedoso flanco
que evoca, cuando al sol se despereza,
las lentas agonías de lo Blanco.

Con la veste de mágica blancura,
con el talle de lánguido diseño,
semeja en el espacio su figura
el pálido estandarte del Ensueño.

Y si, huyendo la garra que la asecha,
el ala encoge, la cabeza extiende,
parece un arco de rojiza flecha
que oculta mano en el espacio tiende.

A los fulgores de sidérea lumbre,
en el vaivén de su cansado vuelo,
fingen, bajo la cóncava techumbre,
bacantes del azul ebrias de cielo...


HAY UN INSTANTE...


Hay un instante del crepúsculo
en que las cosas brillan más,
fugaz momento palpitante
de una morosa intensidad.

Se aterciopelan los ramajes,
pulen las torres su perfil,
burila un ave su silueta
sobre el plafondo de zafir.

Muda la tarde, se concentra
para el olvido de la luz,
y la penetra un don süave
de melancólica quietud,

como si el orbe recogiese
todo su bien y su beldad,
toda su fe, toda su gracia
contra la sombra que vendrá...

Mi ser florece en esa hora
de misterioso florecer;
llevo un crepúsculo en el alma,
de ensoñadora placidez;

en él revientan los renuevos
de la ilusión primaveral,
y en él me embriago con aromas
de algún jardín que hay ¡más allá!...





Las dos Cabezas 

Omnis plaga tristitia cordis est et
omnis malitia, nequitia mulieris.
El Eclesiástico

Judith y Holofernes
(Tesis)

Blancos senos, redondos y desnudos, que al paso
de la hebrea se mueven bajo el ritmo sonoro
de las ajorcas rubias y los cintillos de oro,
vivaces como estrellas sobre la tez de raso.

Su boca, dos jacintos en indecible vaso,
da la sutil esencia de la voz. Un tesoro
de miel hincha la pulpa de sus carnes. El lloro
no dio nunca a esa faz languideces de ocaso.

Yacente sobre un lecho de sándalo, el Asirio
reposa fatigado, melancólico cirio
los objetos alarga y proyecta en la alfombra...

Y ella, mientras reposa la bélica falange
muda, impasible, sola, y escondido el alfanje,
para el trágico golpe se recata en la sombra.

***

Y ágil tigre que salta de tupida maleza,
se lanzó la israelita sobre el héroe dormido,
y de doble mandoble, sin robarle un gemido,
del atlético tronco desgajó la cabeza.

Como de ánforas rotas, con urgida presteza,
desbordó en oleadas el carmín encendido,
y de un lago de púrpura y de sueño y de olvido,
recogió la homicida la pujante cabeza.
En el ojo apagado, las mejillas y el cuello,
de la barba, en sortijas, al ungido cabello
se apiñaban las sombras en siniestro derroche

sobre el lívido tajo de color de granada...
y fingía la negra cabeza destroncada
una lúbrica rosa del jardín de la noche.

***


Salomé y Joakanann
(Antítesis)

Con un aire maligno de mujer y serpiente,
cruza en rápidos giros Salomé la gitana
al compás de los crótalos. De su carne lozana
vuela equívoco aroma que satura el ambiente.

Danza todas las danzas que ha tejido el Oriente:
las que prenden hogueras en la sangre liviana
y a las plantas deshojan de la déspota humana
o la flor de la vida, o la flor de la mente.

Inyectados los ojos, con la faz amarilla,
el caduco Tetrarca se lanzó de su silla
tras la hermosa, gimiendo con febril arrebato:

"Por la miel de tus besos te daré Tiberiades,"
y ella dícele: "En cambio de tus muertas ciudades,
dame a ver la cabeza del Esenio en un plato."

***

Como viento que cierra con raquítico arbusto,
en el viejo magnate la pasión se desata,
y al guiñar de los ojos, el esclavo que mata
apercibe el acero con su brazo robusto.

Y hubo grave silencio cuando el cuello del Justo,
suelto en cálido arroyo de fugaz escarlata,
ofrecieron a Antipas en el plato de plata
que él tendió a la sirena con medroso disgusto.

Una lumbre que viene de lejano infinito
da a las sienes del mártir y a su labio marchito
la blancura llorosa de cansado lucero.

Y -del mar de la muerte melancólica espuma-
la cabeza sin sangre del esenio se esfuma
en las nubes de mirra de sutil pebetero.


La palabra de Dios
(Síntesis)

Cuando vio mi poema Jonatás el Rabino
(el espíritu y carne de la bíblica ciencia),
con la risa en los labios me explicó la sentencia
que soltó la Paloma sobre el Texto divino.

Nunca pruebes, me dijo, del licor femenino,
que es licor de mandrágoras y destila demencia;
si lo bebes, al punto morirá tu conciencia,
volarán tus canciones, errarás el camino.

Y agregó: Lo que ahora vas a oír no te asombre:
la mujer es el viejo enemigo del hombre;
sus cabellos de llama son cometas de espanto.

Ella libra la tierra del amante vicioso,
y Ella calma la angustia de su sed de reposo
con el jugo que vierten las heridas del santo.

BIOGRAFIA








  • Guillermo Valencia Castillo


  • Guillermo Valencia Castillo fue un poeta y político colombiano. Fue pionero del Modernismo en Colombia. Además, fue diplomático y candidato presidencial, creador de una poesía pictórica con influencias del romanticismo y del parnacianismo. 
    Fecha de nacimiento: 29 de octubre de 1873, PopayánFecha de la muerte: 8 de julio de 1943




    BIOGRAFÍA

    Nació en Popayán, departamento del Cauca, el 20 de octubre de 1873, hijo de Joaquín Valencia Quijano y Adelaida Castillo Silva. Quedó huérfano a los diez años de edad. Gracias a su hermano mayor consiguió estudiar en el colegio de San José De Lasalle, ubicado en guapi, donde empezó a demostrar su inclinación a la poesía



    De muy joven ingreso a la política (diputado a los 23 años, cuando ya había sido secretario de Hacienda en el Cauca desde dos años antes) y desempeñó puestos diplomáticos en Francia, Suiza y Alemania, y misiones diplomáticas en Brasil, Chile y Perú; fue jefe civil y militar del Cauca (1901), gobernador, y senador de la República desde 1908. Candidato dos veces a la presidencia de la República, fue derrotado en ambas ocasiones. Fue un gran orador, un político discutido y discutible, y un excelente poeta; conservador en política y modernista en poesía, ello entrañaba una contradicción que hoy no se advierte tan bien como entonces.2
    En su trayectoria poética, se pueden reconocer tres etapas; en la primera tendió al parnasianismo, después siguió la línea del simbolismo francés, y, por fin, recibió la influencia de Rubén Darío y el modernismo. Su único libro original de versos fue Ritos, compuesto entre 1896-98 y publicado por segunda vez en Londres, en 1914. Luego compuso muchos otros poemas, algunos incluso de mayor valor que los de Ritos, buena parte de los cuales fueron publicados en 1952 en su Obra poética completa. Otra de sus obras fue Catay (publicada en 1929), en la que recoge distintos poemas chinos, traducidos en verso al español a partir de una versión francesa en versos.3
    Tras culminar sus estudios de secundaria y convertirse en un joven intelectual muy destacado de su ciudad, se trasladó a Bogotá en 1895, donde fue elegido a la Cámara de Representantes por el partido conservador. Allí conoció a Baldomero Sanín Cano y a Alfredo Bues, con quienes entablaría una entrañable amistad, y a los bohemios de la Gruta Simbólica, grupo literario de la época en el que destacó Julio Flórez. Empezó a ser conocido como orador en el parlamento y como lírico gracias a la declamación de poemas como "Anarcos" y "Croquis" en el Teatro Coló
    En 1898 deja el Congreso y viaja a París como secretario de la legación colombiana ante Alemania, Francia y Suiza, que dirigía el embajador, general Rafael Reyes. En la capital francesa conoce a Rubén Darío, con quien entabla amistad y, tras la publicación de su excepcional libro de poemas, Ritos (1899), se convierte junto al vate nicaragüense en el más notable poeta parnasiano y simbolista de la lengua española a causa de la rica imaginería personal de sus versos, que le singularizan como uno de los poetas más importantes del modernismo literario.
    A su regreso al país asume un cargo de mediana responsabilidad en el Ministerio de Hacienda en 1901, pero fugazmente ya que pasa a ocupar sucesivamente las secretarías de Educación y de Gobierno del departamento de Cundinamarca, por designación del gobernador José Vicente Concha. Entre 1904 y 1908 asiste nuevamente al Congreso y se perfila como uno de los dirigentes más destacados de su partido. En 1909 ocupa la gobernación de Cauca, tras lo cual viaja a Europa y se aleja de la política nacional. A su regreso en 1914, el ahora presidente Concha lo nombra ministro de Guerra, cargo que ejerce por algo más de un año, tras lo cual empieza a preparar su candidatura para las Elecciones presidenciales de Colombia de 1918 por la Unión Republicana, en las que resulta finalmente derrotado por su copartidario Marco Fidel Suárez.
    En 1930 sería nuevamente derrotado como candidato a la presidencia, esta vez quedando tercero, tras el liberal Enrique Olaya Herrera y el general conservador Alfredo Vásquez Cobo. Durante sus últimos años asistió intermitentemente a la Cámara de Representantes, pero ya sin mucho protagonismo
    A partir de esta época vino la última etapa de su creación poética, con poemas como "Job", "Parábola del Pozo", "Canto a San Francisco de Asís", entre otras, y las versiones de la poesía china que aparecieron en el libro titulado Catay.
    El poeta y crítico literario colombiano Rogelio Echavarría describe a Valencia de la siguiente manera: "Este aristocrático -por sangre y cultura- hijo epónimo de Popayán y su blasón más deslumbrante, es sin embargo uno de los más discutidos poetas hispanoamericanos, desde sus primeros Ritos (nombre de su entera obra poética personal) hasta las páginas de su madurez en las cuales se destacan sus formidables discursos y sus afamadas traducciones de Goethe, Víctor Hugo, Baudelaire, Mallarme, Oscar Wilde, D'Anunzio, Verlaine, Maeterlinck, Flaubert, Stefan George, entre otros. Su obra poética fue originalmente publicada así: Poesías, Bogotá, 1898; Ritos, Bogotá, 1899; Londres, 1940; Sus mejores poemas, Madrid, 1926; Catay, poemas orientales, Bogotá, 1929; Obra poética completa, Madrid, 1948; Antología, compilación de Germán Espinosa, 1989, y muchas -incontables- ediciones. La polémica sobre la vigencia de su obra no se cierra; sin embargo, hay críticos que consideran su supervivencia parecida a la de la fría eternidad del mármol, mientras otros tratan de reivindicarla con calor tardío
    Contrajo matrimonio con Josefina Muñoz Muñoz, también payanesa, con quien tuvo cinco hijos, entre los que destacaron Guillermo León, que llegó a ser Presidente de Colombia, y Josefina, primera mujer en ocupar un ministerio y una gobernación en la historia del país. Falleció en Popayán el 8 de julio de 1943. La ley 80 de 1943 declaró monumento nacional la amplia casona donde vivió y murió, hoy denominada Museo Nacional Guillermo Valencia, y en cuyo panteón reposan los restos mortales del Maestro junto con los de varios otros miembros de la familia Valencia.



    derechos de autor:http://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_Valencia